miércoles, marzo 21, 2007

Vivir de palabras (I)

Esto no es una pipa. Magritte

ESTO NO ES UNA PIPA

I

La primera vez que tuve noticia de esta obra, y también un vago atisbo de lo que podía significar, fue una tarde en la que mi padre me dijo: “No entiendo el arte moderno, ni lo entenderé nunca. A veces es incomprensible y a veces absurdo, ¡como esa obra en la que se ve una pipa y pone debajo: esto no es una pipa!”

Yo, el niño sabihondo, no supe entonces que decir. Me hubiera gustado discutir a mi padre, como de costumbre, pero no encontraba motivo. Aparentemente, y por esta vez, mi padre tenía razón ¿Cómo se puede mostrar una pipa y decir, al mismo tiempo, que eso no es una pipa?

* * *

Evidentemente no era una pipa, ni lo ha llegado a ser con los años, por muchas veces que la haya mirado. No es una pipa, sino su representación, que es algo muy diferente. No se la puede llenar de tabaco, encenderla y, sobre todo, no se puede fumar con ella. Sin embargo, si esa imagen se imprimiera sobre papel, se podría plegar y usar como un marcapáginas o hacer una pajarita multicolor sobre la que la imaginación montaría como sobre un caballo, o sencillamente, podría usarse para recordar lo que una vez sentimos al vivir el instante junto a una pipa “real”.

Esto, evidentemente, no es una pipa, del mismo modo que las palabras no son las cosas que representan.

Al decir “te amo”, y aunque crea que soy sincero, no por ello te estoy amando en realidad. El decir “te amo” es cosa del cerebro y de la lengua, dos vísceras al fin y al cabo, y solo una parte pequeña del ser humano completo.

Para amar hay primero que “fabricar” el amor con todo el cuerpo, con todo el Ser, cocerlo en el centro del pecho y, por fin, entregarlo como se entrega un pan, una hogaza redonda de pan dorado, de miga tan fina y cálida como la luz.

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