viernes, noviembre 17, 2006

El Retorno de los Brujos (I)

Paisaje Alquimico


"Hay otros mundos, pero están en este"


Hace unos cuarenta años, Louis Pauwels y Jacques Bergier, el primero un poeta ex discípulo de Gurdjieff y el segundo un científico famoso por sus experimentos con el “agua pesada”, publicaron “El retorno de los brujos”. Este libro, una maravillosa enciclopedia de “el otro conocimiento”, escrito con poesía en el corazón, inteligencia en la cabeza y una mano dotada con la habilidad comunicadora de los buenos periodistas, tuvo un éxito inmediato.

Su aparición provocó una autentica “explosión esotérica” que se prolongaría por décadas, llegando, incluso, hasta el momento presente. Inmediatamente, y a su luz, comenzaron a proliferar los “buscadores”. Eran gente inquieta, intelectual, ingenuamente convencida de que lo que merece la pena saberse está escrito en los libros, descontenta con la “educación oficial”, con la religión establecida y, en general, con el espíritu estupidoracionalista y consumidor de nuestra época. Con la miel en los labios, después de haber leído “ El retorno…”, buscaban ahora en “lo oculto” un camino de liberación de su propia angustia y, ¿por qué no?, también de su aburrimiento.

En “El retorno…” se hablaba de alquimistas, de sociedades secretas, de magia, de antiguas civilizaciones desaparecidas, del otro mundo, de astrología… y a la sombra de su éxito proliferaron como setas las denominadas colecciones “esotéricas”. Se trataba de conjuntos de libros escritos por una variada gama de autores, la mayoría de ellos simples oportunistas que pretendían divulgar supuestos conocimientos vedados hasta entonces para la mayoría de nosotros.

Poco imaginábamos los que buscábamos con avidez entre esos libros que la mayoría de ellos no eran más que la respuesta de la sociedad de consumo, en la que vivíamos, a una nueva demanda surgida en su propio seno: el deseo de sorpresa. Quienes antes escribían por encargo novelas policíacas o de ciencia ficción ahora, apoyados en algún libro divulgativo, se atrevían a compartir con nosotros su recién adquirido conocimiento de los antiguos misterios. Y nosotros, asombrados, leíamos en un libro y otro maravilla tras maravilla, incapaces de distinguir la verdad de la fantasía. Pero también se encontraban autenticas obras maestras, casi todas escritas muchos años antes del libro de Pauwels y Bergier, y desconocidas hasta entonces por la mayoría de nosotros.

En la España de esos años, si mal no recuerdo, fue Plaza y Janés la editorial que lanzó la colección pionera de libros “esotéricos”. Su nombre era “Realismo Fantástico” y llevaba como lema una frase extraída del propio “Retorno de los brujos”:


“Hay otros mundos, pero están en este”


Yo era un niño entonces, y el recordar todo esto me trae ahora el mismo perfume antiguo, hermoso y muerto, como de flor seca, de cuando veo alguna vieja película por televisión. Me parece que muchas de estas cosas proceden de otro mundo, de un mundo en el que he estado, pero al cual nunca he pertenecido. Un mundo ingenuo y simple, a la manera de los niños. Con esa simpleza e ingenuidad que se miran con benevolencia, pero que no se admiran, porque surgen de la ignorancia, de un desarrollo incompleto, y no de ese consciente sacrificio, de ese proceso de purificación por el que voluntariamente renunciamos, a veces con dolor, a lo que sabemos falso.

No hay comentarios: