Hablar o guardar silencio
Hay, entre los Idiotas, algunos que hablan y otros que guardan silencio. No son los unos más sabios que los otros, según creo, ni lo son menos. Sencillamente hay quien está dispuesto a jugar el juego de las palabras y quien no lo está.
Advierto, que tal vez esta opinión mía surja de algún defecto de visión, pues mi experiencia personal indica que son mucho más numerosos los silenciosos que los que se deciden a hablar. Además, “Querer, Saber, Atreverse y Callar” son los cuatro verbos de quien pisa el Camino, según nos cuenta la tradición. Yo no digo a esta frase ni que si ni que no, pero agradezco a su autor que no se aplicara el cuento, compartiendo su consejo con nosotros en vez de callarlo.
Pero tengo lo que tengo. Y mi vista, miope o no, distingue mejor el milagro de la palabra que el del silencio. El silencio es un portento permanente y mis ojos y oidos, ya acostumbrados, se han vuelto ciegos y sordos a él. El Silencio siempre estuvo ahí, siempre está ahí, siempre estará ahí cuando dejemos de hablar nosotros. La palabra, sin embargo, surge como un chispazo de la Creación, permanece un momento en el aire y explota. Tiene el alma del relámpago y el valor fugaz de lo que existe un instante, para despues morir. Tal vez luego vivirá su recuerdo en otros, pero el relámpago no ..., él ya no.
Aunque, bien mirado, en este mundo mezclado al que animamos con nuestra consciencia, el silencio y la palabra son solo materiales de construcción. Con el silencio y el vacío creas el espacio del mundo y con la palabra y el sentimiento las cosas con qué llenarlo. Lo que envuelve y lo que llena, la hembra y el macho.
El silencio se nos va quedando triste, como una casa vacía y estéril. Las palabras, por su parte, nos nacen desvalidas, como hijos húerfanos que buscaran un hogar.
¿Como podría hablar si tu no estuvieras callada?
Comprendo ahora que la elección no es jugar o no jugar al juego de las palabras. Ambos, los que hablan y los que callan, están en un juego superior.
Doy las gracias a Eso, que es Silencio y es Palabra. Doy La gracias a los que callan, para que se pueda hablar.