sábado, octubre 28, 2006

Idiotas y Absortos (II)




Aprendí, pues, que el Idiota se ocupa solo y exclusivamente de sus propios asuntos. Y lo aprendí bien, me parece, pues a mi mente, tan rígida siempre en sus certezas, ese comportamiento no le pareció egoista, sino muy natural.

¿Quien puede pretender, salvo el muy tonto o el hipócrita, regalar lo que no tiene?¿amar sin antes amasar amor?¿ayudar al que no conoce?¿conocer lo que no ve, o no toca, aunque sea con la punta de los dedos de la más vaporosa intuición?

Pero, por otra parte, y una vez encendida tu conciencia: ¿Donde acabas y donde empiezas?¿Cual es el límite de lo que te importa? ¿En que lugar del valle clavar la estaca y decir “hasta aquí llega el suelo que piso, lo demás ya no es asunto mío"?

¿Quien podría decir que, incluso la más pequeña parte de lo que ve, o de lo que piensa, o de lo que toca, no forma parte de el o de su mundo? ¿No bastaba acaso con rozar al Cristo la orla de su vestido para quedar limpio? El que toca tu borde, te toca a tí.

Con la huella de lo percibido construimos nuestro universo, nuestro cuerpo y alrededores, el mundo-laberinto de nuestra biografía, la caracola mental que constituye nuestra casa y el fantasma dorado que la habita y al que llamamos por nuestro nombre. Todos están formados de la misma cosa.

Ni tu mente, cuando decide olvidar, puede evitar que aquello que formó parte de ti un solo instante siga para siempre ahí, como un guijarro en tu pared, o una montaña en tu paisaje, o un planeta en tu universo.

El mundo y yo somos uno. No el mundo que tu ves, sino el que yo veo. No allí, sino aquí y en este instante. Eso soy yo, o mejor, ese es mi caballo y mi máquina, esos son mis asuntos, el asiento de mi conciencia. Esa es mi parte en la Creación.

Y mi esperanza es, que cuando este Jardín se convierta en Prisión, pueda explotar como una burbuja. Que la Muerte tenga puertas. Que haya una escalera para bajar al Hombre que está en la Cruz.

Por eso escribo sobre el agua y no en la piedra.

¿Y qué decir de mí? Si pudiera afirmar algo sin mentir, diría que soy Idiota.

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