jueves, octubre 12, 2006

Nacemos caminando



Por la ventana del capitán, una extensión redonda abierta al mar y al aire, solo se alcanza a ver una masa de azul lívido, como si en el aire invisible se hubieran fundido la luz y la neblina y, abajo, el mar se mezclase con ellos en un solo abrazo. La costa, que ya se aleja, es un girón de niebla de un azul más oscuro.

Me acerco aún más a la ventana. El mundo de ahí fuera ¿es real? ¿acaso hay alguien ahí? ¿puede haber alguien?


“Recuerda, corazón: este viaje empezó cuando supiste que hay Dios, y que no es humano”

Todo alrededor es una neblina luminosa, o una luz que se derrama atenuada, como si atravesara un velo de gasa azul.

No se si soy yo el capitan, que ahora inicia el diario de un viaje del que no se vuelve, o soy el soplo consciente de algo demasiado tenue como para ser nombrado, que ahora paso sobre estas hojas dando vida a palabras que fueron escritas por otro. Pero ¿que importa eso? ¿Acaso existen las cosas cuando yo no las miro?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"¿Acaso existen las cosas cuando yo no las miro?"
Amigo Fran: ante tu pregunta "esencial", me conformaré, de momento, con alegrarme de que inicies la travesía más o menos consciente de escribir en tu cuaderno electrónico. Quizá no existe mientras tu no lo miras, pero lo disfrutaremos muchos pese a todo (caprichos del espacio-tiempo).
Un abrazo.
C.

Paco Luis dijo...

Hola Carmen,

Empiezo este blog con la esperanza de que pueda ser util a todos los seres en todo lugar, pero me bastaría con que fuera util a una sola persona, alguna vez, en algún sitio.

Para mí no es un entretenimiento, sino más bien un trabajo, un trabajo que tengo que hacer a conciencia porque Eso que está ahí, detrás y dentro de todas las cosas me ha insinuado, a través de ciertos indicios, que pudiera ser útil que me ocupara de ello. Ignoro sus motivos, y tampoco entiendo por qué alguien pudiera estar interesado en mis particulares “historias”, ni en la forma en que las cuento, pero ¡en fín! Por mí está bien.

Muchas gracias por tu ayuda y por tu bienvenida. Y muchas gracias también a cierto druida moderno, guardían de los Bosques Sagrados, que me dió la primera idea. Gracias a los dos, sobre todo, por hacerme sentir agradecido.

Un abrazo,