Cuando eres consciente de ser aqui y ahora, de existir en este mismo instante, parece que tu, y el mundo que te rodea como un fruto a su semilla creceis en intensidad, en vida. Es indudable, o a mi me lo parece al menos, que la naturaleza del propio instante cambia. Como si hubiera distintos niveles de riqueza en el puro vivir, del mismo modo que hay niveles distintos de riqueza material.
Vives aquí como de visita, como si fueras de viaje, y lo haces en un camarote de primera, de segunda o de tercera clase. Algunos, en el puente de proa, viven intensamente el ancho mar, las costas, las ciudades por las que pasan y todos y cada uno de los detalles del lugar y el tiempo que visitan. Otros, alojados en un cuchitril sin ventanas, casi un guardarropa junto a la cocina, pasan el viaje sumergidos en un largo sueño, inconscientes, soportando el ruido y el humo sin siquiera darse cuenta de lo muy incómodos que van.
Lo curioso es que hay un barco entero para cada uno. Podrías vivir en el camarote de proa, si así lo quisieras. Pero ya naciste dormido en aquel rincón, junto a los cubos de basura y, como ni siquiera percibes la diferencia, ni puedes ni quieres trasladarte de lugar.
Necesitas que ocurra algo en tu vida, algo que te sacuda profundamente, un golpe demoledor en lo más alto de la frente. Algo te llegará como una pérdida irreparable, como una desgracia infinita, y lucharás contra ello hasta que no te queden fuerzas. Llorarás por fín, perdida toda esperanza y entonces... soltarás las manos de aquello que aferras, te entregarás, se te abrirán de par en par las puertas del alma, verás la luz...
Vives aquí como de visita, como si fueras de viaje, y lo haces en un camarote de primera, de segunda o de tercera clase. Algunos, en el puente de proa, viven intensamente el ancho mar, las costas, las ciudades por las que pasan y todos y cada uno de los detalles del lugar y el tiempo que visitan. Otros, alojados en un cuchitril sin ventanas, casi un guardarropa junto a la cocina, pasan el viaje sumergidos en un largo sueño, inconscientes, soportando el ruido y el humo sin siquiera darse cuenta de lo muy incómodos que van.
Lo curioso es que hay un barco entero para cada uno. Podrías vivir en el camarote de proa, si así lo quisieras. Pero ya naciste dormido en aquel rincón, junto a los cubos de basura y, como ni siquiera percibes la diferencia, ni puedes ni quieres trasladarte de lugar.
Necesitas que ocurra algo en tu vida, algo que te sacuda profundamente, un golpe demoledor en lo más alto de la frente. Algo te llegará como una pérdida irreparable, como una desgracia infinita, y lucharás contra ello hasta que no te queden fuerzas. Llorarás por fín, perdida toda esperanza y entonces... soltarás las manos de aquello que aferras, te entregarás, se te abrirán de par en par las puertas del alma, verás la luz...
Solo al cabo de mucho tiempo comprenderás que fue el más hermoso Ángel quien te vino a visitar, con su rayo y su guadaña, cubierto bajo aquella horrible capucha negra.
(Imagenes de los Tarots de Waite y Africano)
No hay comentarios:
Publicar un comentario