" Sueño de una noche de verano". Hughes
“Los tontos (idiotas) y los niños dicen siempre la verdad”.
¿Por que “los tontos y los niños”? ¿Por qué no: “los sinceros y los niños dicen siempre la verdad?” Probablemente porque la verdad a la que se refiere la frase tiene dos caracteristicas:
-por una parte se relaciona con algo evidente para todos (algo que hasta los niños pueden ver). Y por otra,
- no conviene expresarla publicamente. O sea, existe entre los “adultos” algo así como una convención tácita para no mencionarla.
En resumen, todos pueden ver la verdad, pero solo los “simples” (los tontos y los niños) se atreven a expresarla, precisamente porque, en su simplicidad, no han elaborado los mecanismos de inhibición que demanda la convivencia social organizada.
El problema con estas convenciones, sin embargo, es que se trata de “mecanismos”, es decir, de programas de funcionamiento automático.
Al poco de abandonar la infancia el adulto, ya educado, incorpora esas convenciones a su comportamiento y, con el tiempo, ya no solo elude expresar ciertas verdades evidentes sino, incluso, reconocerlas cuando las ve. Se evitan así ciertas incómodas incongruencias de la propia personalidad y muchos quebraderos de cabeza a la hora de demostrar lo que nadie discute salvo los niños y los tontos, es decir, que todos nosotros somos perfectos.
Así que, al final, y en lo que se refiere a las verdades básicas y “evidentes”, los niños y los tontos no solo “dicen la verdad” sino que, además, son ya los únicos que pueden reconocerlas cuando las ven.
El adulto normal ha perdido la capacidad de darse cuenta de lo evidente.
Se dice en los Evangelios,
“el que no se haga de nuevo un Niño no podrá entrar en el Reino de los Cielos”.
Yo añadiría,
“y el que no se vuelva un Idiota no será capaz siquiera de entrar en este”.
Si en una primera época se identificaba al Idiota con la persona ocupada solo en sus propios asuntos, más tarde, según nos explica Eric en su mensaje al foro (ver "Idiotas y Absortos I"), comenzó a aplicarse a la palabra el sentido peyorativo que tiene actualmente, es decir, “persona con sus capacidades mentales disminuidas”, “tonto”, “simple”.
Una frase muy conocida, que nos llega desde remotos tiempos dice así:
Una frase muy conocida, que nos llega desde remotos tiempos dice así:
“Los tontos (idiotas) y los niños dicen siempre la verdad”.
¿Por que “los tontos y los niños”? ¿Por qué no: “los sinceros y los niños dicen siempre la verdad?” Probablemente porque la verdad a la que se refiere la frase tiene dos caracteristicas:
-por una parte se relaciona con algo evidente para todos (algo que hasta los niños pueden ver). Y por otra,
- no conviene expresarla publicamente. O sea, existe entre los “adultos” algo así como una convención tácita para no mencionarla.
En resumen, todos pueden ver la verdad, pero solo los “simples” (los tontos y los niños) se atreven a expresarla, precisamente porque, en su simplicidad, no han elaborado los mecanismos de inhibición que demanda la convivencia social organizada.
El problema con estas convenciones, sin embargo, es que se trata de “mecanismos”, es decir, de programas de funcionamiento automático.
Al poco de abandonar la infancia el adulto, ya educado, incorpora esas convenciones a su comportamiento y, con el tiempo, ya no solo elude expresar ciertas verdades evidentes sino, incluso, reconocerlas cuando las ve. Se evitan así ciertas incómodas incongruencias de la propia personalidad y muchos quebraderos de cabeza a la hora de demostrar lo que nadie discute salvo los niños y los tontos, es decir, que todos nosotros somos perfectos.
Así que, al final, y en lo que se refiere a las verdades básicas y “evidentes”, los niños y los tontos no solo “dicen la verdad” sino que, además, son ya los únicos que pueden reconocerlas cuando las ven.
El adulto normal ha perdido la capacidad de darse cuenta de lo evidente.
Se dice en los Evangelios,
“el que no se haga de nuevo un Niño no podrá entrar en el Reino de los Cielos”.
Yo añadiría,
“y el que no se vuelva un Idiota no será capaz siquiera de entrar en este”.