martes, abril 07, 2009

Tocarse


Icaro

Recuerdo una película que vi hace mucho tiempo. Se llamaba Lady Halcón. Me viene a la memoria por un detalle del argumento.

A causa de una maldición, una pareja de amantes se ven condenados a vivir siempre juntos y, al mismo tiempo, separados. El hombre es hombre solo durante el día, mientras su enamorada vive transformada en halcón. Y ella es mujer por la noche, cuando el hombre existe convertido en lobo.

Y así viven juntos, medio persona medio animal, sin otra comunicación entre ellos que el puro contacto entre la consciencia e inconsciencia de dos especies muy distintas. Pero al amanecer, mientras uno aún conserva el rastro de haber sido humano y el otro casi empieza a serlo, a veces, las puntas de sus dedos se tocan.

Solo por este momento recuerdo la película. Los pocos fotogramas en los que unos dedos que se convierten en ala se estiran con esfuerzo para rozar una zarpa que se va volviendo humana.


Estate atento al despertar. Justo al momento antes de recordar quién eres. En ese instante, cuando aún no existe el ser humano, el lobo y el halcón se tocan. Se tocan el que eres en el sueño y el del mundo real. Por un instante recuerdan que los dos son uno. Dios, por decirlo así, puede usar durante un momento tu cerebro de hombre.

En ese instante es cuando llega la Revelación.

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